Universidades peruanas no están consiguiendo aprovechar una parte significativa de los recursos públicos destinados para la ciencia y tecnología, según estudio de la Sociedad de Comércio Exterior del país (ComexPeru). La legislación peruana prevé que universidades estatales instaladas y áreas de exploración de petróleo, gás y mineros reciban 20% del total de los rendimentos y ganancias obtenidos por el Estado en exploración economica de esos recursos naturales, ademas de 5% de los royalties de la exploración de minerales. Las instituciones están obligadas a destinar los recursos a actividades de pesquisa científica y tecnológica con impacto en su región. De acuerdo con datos de la ComexPeru, fue destinado en 2009 a las universidades públicas o equivalente a US 283 millones, pero ellas solo consiguieron gastar en investigación US 13 millones. “Despues nos quejamos de que o Estado no destina recursos para la ciencia”, dice a la agencia SciDev.Net Rafael Zacnich, economista que coordino el estudio. Los datos, según el, muestran la baja capacidad de administrar recursos y tocar proyectos para el desarrollo regional. En cuanto a Universidade Agraria La Molina, de Lima, invirtió 45% de los recursos disponibles para investigación, la Universidad Nacional San Antonio Abad Del Custo uso apenas 2,2% del canon que tenía derecho.
fuente : http://revistapesquisa.fapesp.br/?art=6945&bd=2&pg=1&lg=
Tuesday, February 01, 2011
Cómo impulsar la investigación en ciencia, tecnología e innovación en el país
Por: Fabiola León Bióloga *
Miércoles 26 de Enero del 2011
Existe una relación directa entre la inversión de un país en el desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación (CTI) y el crecimiento de su PBI per cápita. Son muchos los ejemplos de países que hace aproximadamente 30 años tenían un PBI per cápita similar al nuestro, de alrededor de US$3.000 (Corea del Sur, Israel, Finlandia, Malasia, Singapur, Suecia y Taiwán), y en los que hoy se ha duplicado o cuadriplicado. Estos países están alcanzando a las potencias del siglo pasado y se han convertido en exportadores de productos de tecnología avanzada. Basados en indicadores de economía, educación, ciencia y tecnología, se evidencia que gracias a la política sostenida de apoyo a la CTI es como han alcanzado estos logros.
El Perú, lamentablemente, muestra una de las menores inversiones en CTI en el mundo (0,15% del PBI). Esto se refleja en nuestra pobre producción científica, la que se mide en publicaciones internacionales y patentes. En ambos indicadores nos encontramos en los últimos puestos en Iberoamérica, a pesar de los esfuerzos de unas pocas universidades e institutos que aun con muchas dificultades hacen investigación.
Sin embargo, podemos revertir esta situación si desarrollamos y nos concentramos en algunos objetivos estratégicos para el desarrollo de la CTI. Estos son: 1) concebir una instancia rectora e interlocutora de la CTI, fuerte e independiente, ubicada al más alto nivel intersectorial, 2) consolidar y focalizar las funciones y actividades de apoyo a la investigación y a la innovación, 3) evitar la dispersión y duplicación de esfuerzos, 4) promover y fortalecer a las universidades que hacen investigación, 5) formar más recursos humanos en las áreas de CTI y capacitar más rápidamente a los existentes dentro y fuera del país, 6) incentivar urgentemente la vinculación con las empresas, 7) generar y destinar apropiadamente fondos concursables estratégicos, y 8) simplificar aquellas normas administrativas que puedan obstaculizar el desarrollo de la CTI. Estos ya han sido objeto de debate y de consenso por muchos expertos en el tema.
A pesar de todos los avances políticos y macroeconómicos de los últimos años, todavía los niveles de pobreza y pobreza extrema en el Perú son demasiado altos. Es imperativo entonces que sigamos el ejemplo de países como Japón, Corea del Sur, Israel o Singapur que, a través de la educación y la inversión en CTI, han desterrado la pobreza. Si no exigimos que se ejecuten más temprano que tarde las propuestas mencionadas, no podremos aprovechar y capitalizar el momentum que vive el país y no emprenderemos nunca el camino sin retorno hacia una mejor calidad de vida para todos los peruanos.
Miércoles 26 de Enero del 2011
Existe una relación directa entre la inversión de un país en el desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación (CTI) y el crecimiento de su PBI per cápita. Son muchos los ejemplos de países que hace aproximadamente 30 años tenían un PBI per cápita similar al nuestro, de alrededor de US$3.000 (Corea del Sur, Israel, Finlandia, Malasia, Singapur, Suecia y Taiwán), y en los que hoy se ha duplicado o cuadriplicado. Estos países están alcanzando a las potencias del siglo pasado y se han convertido en exportadores de productos de tecnología avanzada. Basados en indicadores de economía, educación, ciencia y tecnología, se evidencia que gracias a la política sostenida de apoyo a la CTI es como han alcanzado estos logros.
El Perú, lamentablemente, muestra una de las menores inversiones en CTI en el mundo (0,15% del PBI). Esto se refleja en nuestra pobre producción científica, la que se mide en publicaciones internacionales y patentes. En ambos indicadores nos encontramos en los últimos puestos en Iberoamérica, a pesar de los esfuerzos de unas pocas universidades e institutos que aun con muchas dificultades hacen investigación.
Sin embargo, podemos revertir esta situación si desarrollamos y nos concentramos en algunos objetivos estratégicos para el desarrollo de la CTI. Estos son: 1) concebir una instancia rectora e interlocutora de la CTI, fuerte e independiente, ubicada al más alto nivel intersectorial, 2) consolidar y focalizar las funciones y actividades de apoyo a la investigación y a la innovación, 3) evitar la dispersión y duplicación de esfuerzos, 4) promover y fortalecer a las universidades que hacen investigación, 5) formar más recursos humanos en las áreas de CTI y capacitar más rápidamente a los existentes dentro y fuera del país, 6) incentivar urgentemente la vinculación con las empresas, 7) generar y destinar apropiadamente fondos concursables estratégicos, y 8) simplificar aquellas normas administrativas que puedan obstaculizar el desarrollo de la CTI. Estos ya han sido objeto de debate y de consenso por muchos expertos en el tema.
A pesar de todos los avances políticos y macroeconómicos de los últimos años, todavía los niveles de pobreza y pobreza extrema en el Perú son demasiado altos. Es imperativo entonces que sigamos el ejemplo de países como Japón, Corea del Sur, Israel o Singapur que, a través de la educación y la inversión en CTI, han desterrado la pobreza. Si no exigimos que se ejecuten más temprano que tarde las propuestas mencionadas, no podremos aprovechar y capitalizar el momentum que vive el país y no emprenderemos nunca el camino sin retorno hacia una mejor calidad de vida para todos los peruanos.
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